Varias familias fueguinas han sido víctimas de robo en la ciudad de Trelew, donde además de sufrir el arrebato de sus pertenencias, la desidia por parte de las autoridades policiales al denunciar estos hechos re victimiza a las personas afectadas.
En los últimos días se conoció que al menos tres familias de Río Grande fueron víctimas en cuestión de minutos del robo de sus pertenencias, incluso hubo una familia que sufrió la rotura de su luneta de su auto, nada menos que frente al hotel donde habían dejado su vehículo.
A una de las familias les robaron cuando dejaron su auto a unos pocos metros de la entrada del Museo Paleontológico. Solo pasaron a visitar este lugar y seguían viaje. “No volvemos más a esta ciudad” sentenciaron.
A otra familia, les robaron cuando bajaron a hacer trámites en la zona céntrica, “volví a la camioneta y hasta el DNI me sacaron. Estuve una semana en Gallelgos varado porque no podía volver a la isla”. (AUDIO DE ENTREVISTA CON FM AIRE LIBRE)
Finalmente, otra de las familias les robaron todo frente a la puerta del Hotel. “Rompieron la luneta y me sacaron hasta las camperas con las que íbamos a hacer fila en la frontera”.
En todos los casos, las familias señalan el desinterés de las autoridades policiales a la hora de denunciar, incluso con respuestas ilógicas de parte de quienes tomaban las denuncias, como “¿No saben que acá operan de esa manera? ¿Porque no tanteó la puerta?”; otra familia recibió como respuesta que “no podían acercarse al hotel por falta de movilidad”. Una falta de empatía y de profesionalismo que hasta hacen sospechar frente a tanto desinterés.
EL MODO EN QUE OPERAN.
Los delincuentes usan “inhibidores”, una especie de aparato parecido un Handy, con los que emiten una frecuencia que anula la señal de cierre de la llave del auto.
Cuando el automovilista cierra el automóvil el inhibidor clona la señal de la alarma, ya sea que este funcione con llave inteligente (estos no necesitan contacto con el cierre del coche ya que al alejarse del vehículo este se cierra) o con comando.
El ladrón acciona el aparato e interrumpe la señal que va del control remoto de la alarma al auto y la clona. El dueño del vehículo se aleja creyendo que lo cerró. En pocos minutos el ladrón ingresa al coche activando el dispositivo, roba todo lo que puede, cierra la puerta y se va. Cuando el propietario vuelve, encuentra las puertas cerradas como las dejó pero con el interior revuelto y ya sin sus pertenencias.
En estos casos los ladrones suelen estar a unos 40 o 50 metros de distancia del objetivo que marcaron para robar. No necesitan estar más cerca ya que el dispositivo funciona a distancia. Eso también dificulta la posibilidad de advertir su presencia.
Fuente: https://lacontratapatdf.com/